La tasa de epilepsia en el autismo es mayor que en otrostrastornos del desarrollo. La asociación de autismo y epilepsiapuede estimarse en un rango de frecuencia del 7 al 42% [3-5].Varios estudios describen que entre el 40 y el 47% de los niñosautistas suf ...re epilepsia clínica. En el autismo, el inicio de la epilepsia puede darse a cual-quier edad; no obstante, se han descrito dos picos de máximafrecuencia, uno durante los tres primeros años de vida, y otrodurante la pubertad. Según las series estudiadas, se ha descritoun porcentaje mayor de epilepsia en las niñas [9-11].
Se han notificado múltiples tipos de crisis en pacientes au-tistas, como crisis parciales complejas, espasmos infantiles (sín-drome de West), crisis atónicas, crisis mioclónicas, ausenciasatípicas y crisis tonicoclónicas generalizadas [12]. Durante la ontogénesis del sistema nervioso, determinadasáreas cerebrales maduran cronológicamente antes que otras,obedeciendo un programa genéticamente determinado; si esteproceso madurativo se ve interferido por un fenómeno epileptó-geno, las consecuencias pueden ser graves para la consolidaciónde las funciones cognitivas emergentes. Las descargas epileptiformes pueden darse en ausencia decrisis clínicas, pero afectando de igual manera al proceso madu-rativo.
En los trastornos del espectro autista, se han descrito altera-ciones epileptiformes en el electroencefalograma entre un 10,3y un 72,4%, y alteraciones subclínicas entre un 6,1 y un 31%[13], así como elevada actividad epileptiforme durante el sueñosin sufrir epilepsia clínica [14]. La focalidad de la actividad epi-leptiforme aparece con predominio en las áreas temporales (30%),y también en el área central (28%), en el área frontal (23%) y enel área occipital (8%) [5]. Las anormalidades epileptiformes pueden ser puntas foca-les, puntas multifocales, complejos punta-onda generalizados opolipuntas generalizadas [15]. Las consecuencias clínicas de las descargas epileptiformesvarían en función de si son focales o generalizadas. En las gene-ralizadas se objetiva una mayor afectación de las funciones cog-nitivas, y en las focales una mayor especificidad, dependiendode la zona cerebral afectada [16]. Entre el 10 y el 50% de los niños autistas sufre una regre-sión de la conducta adquirida después de un período de desarro-llo normal.
Esta regresión abarca las habilidades lingüísticas, lasociabilización y el juego. Aunque en la mayoría de los casos elorigen es criptogenético, debe tenerse en consideración el papelde la epilepsia. La ausencia de crisis clínicas durante la regresión no descar-ta el origen epileptogénico del proceso regresivo. Las crisis suti-les y subclínicas pueden pasar desapercibidas; no obstante, se haobjetivado que una proporción elevada de niños con autismo pre-senta actividad epileptiforme subclínica muy variable. Por ello, seadmite cada vez más que la regresión sostiene una asociaciónsignificativa con las alteraciones epileptiformes en los niños au-tistas que han sufrido un proceso regresivo. Esta actividad seubica mayoritariamente en áreas centrotemporales [17,18].
En los trastornos del espectro autista se ha evidenciado unaserie de crisis subclínicas, entre las que destacan crispación pal-pebral sostenida, sintomatología auditiva (se tapan los oídos),facies de temor o pánico, manifestaciones agresivas y de con-ducta extraña, automatismos (orofaríngeos, gestuales, deambulatorios, verbales), signos autonómicos (palidez, enrojecimien-to, sialorrea, midriasis), deseo constante de orinar o beber e in-cluso trastornos del sueño. fuente:http://es.scribd.com/doc/73414 /Autismo-Epilepsia-y-Genetica Autismo, epilepsia y genética J.A. Muñoz-Yuntaa,c, M. Palau-Baduella,c, B. Salvadó-Salvadóc, A. Valls Santasusanab,c, N. Rosendo-Morenod, M. Clofent-Torrentód, F. Manchado Ver más
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